Consumado el descenso, muchos esperábamos que la actual CD encabezada por Javier Cantero, asumiera su innegable incapacidad para conducir al club, renunciara y convocara a elecciones. Pero nada de eso ha ocurrido. Por el contrario, Cantero ha desaparecido de los medios, y silenciosamente ha comenzado a tomar medidas que denotan su vocación de continuidad: licenció a varios jugadores, asumió su impericia para renovar contratos de jóvenes valores y decidió dejarlos libres, como el caso de Gabbarini, Galeano o Godoy, e inclusive ya suenan nombres de eventuales "refuerzos" que responden al estilo Cantero: veteranos destruidos.
Frente a esto, ¿cual es el panorama opositor? La reaparición del demonizado Comparada y del cuestionado Cacho Alvarez parece ser que, contrariamente a lo buscado, da oxigeno a la actual conducción, que en diferenciarse del demonio puede encontrar una veta de donde sostenerse en una función que, se vió, le quedó enorme.
No todos los opositores piden elecciones. Seguramente a sabiendas de que no serían votados por el socio, pretender ingresar al club por la ventana, a través de un oscuro "comité de crisis" designado a dedo por vaya a saber que "notables".
Lista roja parece no tener un lider claro a quien respaldar. Noray Nakis, más allá de no ser una figura convocante, está por fuera de la lista. Daniel Ferro tiene antecedentes nada brillantes en la conducción de Dock Sud, dificilmente pueda ser un candidato potable para Independiente.
En la agrupación asoma claramente la figura de Héctor Maldonado, aunque no se pronunció a favor de elecciones, sino de la formación de un comité.
Pablo Moyano, al amparo de su padre Hugo, viene ganando terreno, pero no sabemos a ciencia cierta hasta donde pueda obtener respaldo del socio.
La gente también está cansada de los desplantes de Daniel Grinbank, que apoya proyectos "desde las sombras" pero que nunca se coloca él mismo como candidato. Luego, a la primera rabieta, abandona el barco, y deja en el club el paquete que respaldó. Ya lo hizo con Juventud Independiente (abandonó a Pedro Iso a poco de que este se impusiera en 2000 con su apoyo explícito) y en 2003 hizo lo mismo con su hijo dilecto, Andrés Ducatenzeiller. Nadie nos garantiza que hoy no ocurra lo mismo con Fernando Montenegro, su actual pichón.
En definitiva, si bien queda claro que la actual gestión no está capacitada para continuar, no asoma un candidato claro que pueda acaparar la voluntad de cambio en Independiente.
¿que pasará?
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