Javier Cantero ha fracasado, como Presidente de Independiente, en todos los ámbitos: en lo deportivo (descenso a la vista), en lo económico (deuda aumentada hasta lo increible) en lo estatutario (balances demorados, asambleas sin socios) y en lo principal que prometió: combatir a las barras. En lugar de hacer esto último, lo que hizo fue dividir a la barra, apoyando a una de las facciones (la de Loquillo ) para impedir que los silbidos del socio sean audibles. Lo que generó es una guerra salvaje y feroz de la cual el club y sobre todo el socio común y el hincha genuino son víctimas. Nada de esto importa al hipócrita presidente, que sale a hacerse la víctima cuando es quien generó el polvorín que hoy es Independiente, institución que, históricamente, jamás tuvo problemas serios con la barra. Se sabía perfectamente que jugar a las 21 hs contra Unión, con las amenazas públicas de la facción de Bebote (normalmente ocupa la tribuna sur) de copar la tribuna de Loquillo (la norte) era demencial. Los resultados están a la vista: suspensión del partido, seguramente suspensión del estadio, jugar a puertas cerradas, en definitiva veda total a los derechos del socio y del hincha, y perjuicio deportivo para Independiente que no podrá contar ni siquiera de local con la presencia de su parcialidad, amén de que no recibamos sanciones en puntos y además interrumpiendo una seguidilla de resultados deportivamente favorables con una suspensión sine die.- Una gestión espantosa.